Monday, May 11, 2015

Emigrar: el sueño de la juventud cubana

Ante la falta de libertades y oportunidades, emigrar a Estados Unidos o a cualquier país del mundo en busca de una mejor vida, está entre las principales aspiraciones de los jóvenes en Cuba.
Los valores que el régimen comunista ha tratado de inculcar en las  mentes de los cubanos –el patriotismo, el internacionalismo-  solo han conseguido que  sus condiciones de vida sean mucho peores que las que tenían hace 56 años.
 La juventud cubana está  en desventaja con la del resto del mundo, de la que la separa medio siglo de atraso.
A partir de una serie de entrevistas realizadas a varios jóvenes cubanos de ambos sexos se pudo constatar que la mayoría no piensa en tener hijos,  porque esto alejaría sus posibilidades de emigrar, por lo tanto, alejan esta idea lo más que pueden de sus vidas.
 En aras de lograr sus objetivos, Yasin Hernández Reyes, una de las jóvenes consultadas, dijo que ella haría cualquier sacrificio, incluso hasta tener relaciones sexuales con un hombre mayor de  60 años, siempre y cuando sea extranjero, se case con ella y se la lleve a otro país “Ojala  me encontrara un Yuma (extranjero), eso sería lo mejor que me pudiera pasar en la vida”, exclamó.
Liesy,  estudiante de ingeniería informática,  cifra sus esperanzas en páginas de encontrar parejas en  Internet. Gracias a una amiga que tiene acceso gratuito a la red de redes a través de su centro laboral, se inscribió en más de diez sitios. En alguno de ellos espera  conseguir  un extranjero que se case con ella.
Existen en La Habana lugares donde  se concentran enormes cantidades de jóvenes de diferentes edades, como es el caso de la esquina de 23 e Infanta, en el céntrico barrio capitalino El Vedado, adonde acuden turistas extranjeros en busca de chicas y chicos. Estos se prostituyen y si no logran sus sueños de irse  a otro país, al menos vendiendo sus cuerpos ganan unos pocos dólares para satisfacer algunas de sus necesidades.
Lanzarse al mar en embarcaciones fabricadas por ellos mismos es otra de las opciones que encuentran los jóvenes cubanos, a pesar de saber que tienen un 99.9 por ciento de posibilidades de perder sus vidas en la travesía, ahogados o devorados por los tiburones, en busca del sueño americano.

Luis Adolfo, de 28 años, ha fracasado dos veces en el intento de cruzar el Estrecho de la Florida. En ambas ocasiones, la embarcación ha zozobrado. Una vez lo recogieron los guardafronteras  y le impusieron una fuerte multa; la otra tuvo que regresar a la costa a nado. Pero no se da por vencido. “Prefiero arriesgarme a que me coman los tiburones a seguir viviendo así, sin esperanzas”, dijo.
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