Por Vladimir Turró
Periodista Independiente
La
Habana. Una grave imagen, como para no olvidar, quedo gravada en la mente de Armando
Rigñack Maceo luego de viajar en un ómnibus interprovincial este 3 de febrero.
Cuenta
Armando, quien reside en la provincia de Camagüey, que con motivo de visitar a
sus familiares en la capital, al abordar el ómnibus, se da cuenta, de que las
personas, en su mayoría las féminas, se encontraban inquietas y alarmada,
quizás, por el terror y el asco que sintieron al ver que cientos de pequeñas
cucarachitas caminaban por las paredes y el piso del vehículo, como si fueran
un pasajero más.
Ante
la agravante situación, dice Armando, que se dirigió al chofer en busca de alguna solución, pero este le
informó, que había que adaptarse a viajar con ellas, ya que la culpa de la
presencia de estas pasajeras no deseadas la tenían los mismos pasajeros, que
comían en los ómnibus dejando restos de comidas dentro del autobús.
Al
llegar a la Habana, Armando se dirigió a
la dirección de la terminal de Ómnibus Nacionales, y luego de presentar su
queja, los directivos que le atendieron le contestaron: “Eso no es culpa de
nosotros, porque los ómnibus se fumigan,
si el veneno de la fumigación es malo, y no mataba las cucarachas, es culpa de
Salud Pública, así que quéjate con ellos”
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