Por Vladimir Turró
Periodista Independiente
La
Habana. Las declaraciones hechas por el gobernante cubano Raúl Castro acerca de
la eliminación de los cursos impartidos a periodistas independientes en la
Sección de Intereses de los Estados Unidos en la Habana y la incrementada
represión llevada a cabo en la actualidad contra los reporteros, demuestra, una
vez más, el irrespeto hacia los derechos fundamentales de los seres humanos y
en especial a la libertad de expresión.
Este
14 de junio se cumplió el octavo domingo consecutivo en que la policía política
arresta a este reportero con el fin de impedir la asistencia al parque Gandhi
ubicado en la calle 5ta entre 26 y 28 en el municipio Playa, para imposibilitar
la toma de imágenes y videos de golpizas, torturas y actos de barbarie, a los
que son sometidos hombres y mujeres que exigen, a través de la protesta
pacífica, la inmediata liberación de todos los presos políticos.
Durante
los tres primeros domingos pude corroborar, en carne propia, los
estrangulamientos y la manera cruel en que actúa la policía contra activistas y
periodistas.
Conducido
en esas ocasiones, al igual que todos, de manera extremadamente violenta al
centro policial conocido como el Vivac, fui instruido por oficiales de la
seguridad del estado por los cargos de desorden público, a pesar, de que fueron
ellos los que hicieron el desorden.
Ante
el peligro que represento, al parecer,
para la seguridad nacional del régimen Castrista por mi labor como reportero
tratando de informar la realidad cubana, los esbirros entonces me han amenazado
con matarme, al igual que a mi familia, e incluso, he sufrido torturas dentro
de sus autos donde me han tenido herméticamente cerrado por más de 12 horas
expuesto al sol sin alimento, ni agua, y lo mismo han hecho con diferentes
corresponsales, además de tomar la determinación de rodear las viviendas con
varios efectivos de la policía política dos o tres días antes de cada domingo,
para así impedir la asistencia al escenario de batalla.
https://www.facebook.com/vladimir.turropaez
En
la tarde del pasado viernes, fui visitado por la teniente coronel Marta, según
ella, visitadora política del Cuartel General de la seguridad del estado
conocido como Villa Marista, creo que muy mal llamado, porque de villa no tiene
nada. Muy respetuosamente me amenazó nuevamente, porque ya lo habían hecho en
el pasado otros oficiales, con aplicarme la ley mordaza, advirtiéndome, según
ella, para mi bienestar, que incurría en un delito por transmitir falsas
informaciones fuera de Cuba, por lo que podrían encausarme con penas de hasta
30 años de cárcel.
Luego
de su amable visita, al salir de mi casa me dejó el regalo de unos cinco
oficiales de la policía política y dos autos policiales con cuatro uniformados,
quienes se mantuvieron allí hasta el domingo en la mañana que decidí salir, por lo que fui arrestado y conducido a una
pequeña estación policial en el poblado de Bejucal, donde permanecí desde las
10:30 am hasta las 5:00 pm.
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