Por: Enrique
Díaz Rodríguez
Periodista independiente. La
Habana, Cuba. 14 de diciembre de 2014.
Entidad bancaria cubana, impide a ciudadano
del interior del país abrir cuenta de
ahorro en la capital.
La
información fue suministrada a este reportero por la persona afectada, quien
pidió cambiar su nombre por temor a represalia alguna.
Jesús es un
guantanamero que arribó a la Habana en compañía de su esposa e hija. Llegó en
busca de prosperidad; ilusión alentada por la frase plasmada en el anuncio que
le recibió al ingresar en suelo capitalino:
La
Habana, capital de todos los cubanos.
Desempeñó en la urbe habanera, incontables trabajos con los cuales logró guardar
algún dinero. Sus ahorros necesitaban ser
puestos a buen recaudo, y ¡qué mejor
lugar que un Banco estatal!
Con esa
finalidad, se dirigió al Banco Metropolitano ubicado en 49 y 120, en el
municipio Marianao. En el mismo, solicitó a una empleada los procedimientos convenientes
para depositar su dinero en una cuenta.
Todo marchó en regla hasta el momento de
entregar su carnet de identidad.
La empleada
le notificó, que según su carnet de
identidad no tenía dirección de la Habana, por tanto no le podían brindar el
servicio solicitado. Jesús asombrado, objeta que el dinero que él quiere
depositar es el mismo que circula por toda Cuba, y que eso era un Banco; lugar
destinado para este fin. La negativa
surgió nuevamente, y esta vez en forma
concluyente.
Jesús tuvo que abandonar el lugar con la
amarga sensación de sentirse discriminado.
Al margen de
lo sucedido, trató de realizar algunas averiguaciones, en el referido Banco Metropolitano. Recibió nuevamente confirmación de la existencia de la
polémica normativa. ¿Quien la creo y el porqué? , son interrogantes que no
supieron o no quisieron despejarle.
En un intento desesperado, investigó con un guardia que custodiaba la entrada del
banco, pero sus preguntas parecían chocar contra un laberinto de evasivas y
justificaciones. Solo pudo intuir que la entidad mencionada dictó su propia política,
y que la medida; que afecta a un buen número
de cubanos, es fruto de la imaginación de algún burócrata asentado en la Habana
con todas las de la ley.
Jesús
archivó sus inútiles pesquisas, al tiempo que consiguió un pomo con tapa para
guardar su dinerito.
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